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¿Espía orbital o señal de fuerza? EE.UU. lanza al espacio un misterioso drone militar
Estados Unidos mantuvo en órbita su minitransbordador secreto militar X-37B, en una misión cuyos detalles no han sido revelados.
La Fuerza Aérea lanzó este martes el drone espacial a bordo del cohete Atlas V desde la base aérea de Cabo Cañaveral (Florida).
Construido por la empresa Boeing, el vehículo mide casi nueve metros de largo, pesa unas cinco toneladas y se asemeja a un pequeño transbordador como los que utilizaba la NASA para sus viajes espaciales. Su costo, según apuntan algunos medios, es de 1.000 millones de dólares.
La Fuerza Área no detalló cuál será la misión de esta nave, que forma parte de un programa experimental con el que el Departamento de Defensa quiere asegurarse de que cuenta con las tecnologías necesarias para tener una plataforma en el espacio "segura, reutilizable y no tripulada".
El objetivo, según el Departamento de Defensa, es poder tener las naves espaciales reutilizables adecuadas para el futuro y contar con la capacidad de transportar experimentos que puedan ser devueltos y examinados en la Tierra.
“Al 90%-95% de posibilidades, se trata de un proyecto militar, de espionaje, y además ilegítimo desde el punto de vista de que no cuenta con el consentimiento de la comunidad internacional”, dijo Bollero a RT.
El periodista considera que con este tipo de drones espaciales EE.UU. podría espiar a países como China, Japón o Irán.
Asimismo, en declaraciones recogidas por la cadena Fox, el profesor de la Universidad de Harvard Jonathan McDowell, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, indicó que el vehículo espacial podría llevar sensores diseñados para actividades de espionaje y este viaje sería para probarlos.
Es el segundo vuelo de este aparato original, que llevó siete meses rodeando la Tierra en 2010. El segundo X-37B fue lanzado en 2011.
Los resultados de ambas misiones permanecieron como "material clasificado".
El avión espacial X-37B comenzó su existencia como un proyecto civil financiado por la NASA en 1999 para la prueba de tecnologías de aterrizaje y diferentes modelos de naves espaciales. En 2004 el programa pasó a la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (DARPA, por su sigla en inglés), del Pentágono. La Fuerza Aérea tomó el control en 2006.
Construido por la empresa Boeing, el vehículo mide casi nueve metros de largo, pesa unas cinco toneladas y se asemeja a un pequeño transbordador como los que utilizaba la NASA para sus viajes espaciales. Su costo, según apuntan algunos medios, es de 1.000 millones de dólares.
La Fuerza Área no detalló cuál será la misión de esta nave, que forma parte de un programa experimental con el que el Departamento de Defensa quiere asegurarse de que cuenta con las tecnologías necesarias para tener una plataforma en el espacio "segura, reutilizable y no tripulada".
El objetivo, según el Departamento de Defensa, es poder tener las naves espaciales reutilizables adecuadas para el futuro y contar con la capacidad de transportar experimentos que puedan ser devueltos y examinados en la Tierra.
¿Mensaje para China?
No obstante, algunos medios estadounidenses especulan con que puede tratarse de una nave espía para localizar satélites enemigos o simplemente una demostración de fuerza ante potencias rivales, especialmente ante el Gobierno chino, que prevé construir su propio vehículo espacial. Una opinión que comparte el periodista internacional, David Bollero.“Al 90%-95% de posibilidades, se trata de un proyecto militar, de espionaje, y además ilegítimo desde el punto de vista de que no cuenta con el consentimiento de la comunidad internacional”, dijo Bollero a RT.
El periodista considera que con este tipo de drones espaciales EE.UU. podría espiar a países como China, Japón o Irán.
Asimismo, en declaraciones recogidas por la cadena Fox, el profesor de la Universidad de Harvard Jonathan McDowell, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, indicó que el vehículo espacial podría llevar sensores diseñados para actividades de espionaje y este viaje sería para probarlos.
Es el segundo vuelo de este aparato original, que llevó siete meses rodeando la Tierra en 2010. El segundo X-37B fue lanzado en 2011.
Los resultados de ambas misiones permanecieron como "material clasificado".
El avión espacial X-37B comenzó su existencia como un proyecto civil financiado por la NASA en 1999 para la prueba de tecnologías de aterrizaje y diferentes modelos de naves espaciales. En 2004 el programa pasó a la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (DARPA, por su sigla en inglés), del Pentágono. La Fuerza Aérea tomó el control en 2006.
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