Coro Piátnitski: Cien años como baluarte de la canción rusa
El legendario Coro Estatal Nacional Ruso Piátnitski celebra estos días 100 años. El 2 de marzo de 1911 el coleccionista de canciones rusas Mitrofán Piátnitski llevó a Moscú su pequeño coro de campesinos de diferentes regiones para dar su primer concierto. El famoso bajo Fiódor Shaliapin y el destacado compositor Serguéi Rajmáninov escucharon esta interpretación, lo que ayudó a que el conjunto se hiciera muy popular en Moscú. De allí nació el Coro y su fama que actualmente tiene dimensión mundial. La celebración de su centenario se realizó la víspera de esa fecha en Moscú, en el Palacio del Kremlin.
Durante el concierto se interpretaron obras de 17 regiones de Rusia, unas 30 canciones tanto folclóricas como de autor. Las 400 canciones que encontró el fundador del Coro en rincones lejanos de Rusia y que basan el repertorio del Coro fueron grabadas en su viejo fonógrafo de cilindros. Hay temas de chicas jóvenes, canciones de amor, de risa, épicas y de historia, lamentaciones y melodías de rondas. Algunas de ellas se pueden escuchar en su página web oficial pinchando aquí.
Piátnitski estaba muy preocupado por el estado de la canción rusa en el inicio del siglo XX y para no perder definitivamente la tradición de este canto tan singular, viajaba por los pueblos pequeños de Rusia y buscaba elementos del folclore y a cantantes entre los campesinos. Actualmente el Coro es uno de los baluartes más reconocidos de la canción rusa que cuenta con cantantes profesionales, mucho de los cuales salen de concursos de músicos jóvenes. El peligro por la posible desaparición de las canciones rusas no es muy distinto en comparación con los tiempos de Piátnitski ya que son más populares otros enfoques musicales distintos al folclore, según los historiadores músicales. Pero, tanto hace cien años como hoy, el amor hacia la música nacional se halla a nivel genético, destaca la directora artística del Coro, Alexandra Permiakova.
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Los mismos cantantes guardan la tradición 'del pueblo', desde los movimientos hasta la vestimenta y el sonido. Todas las canciones y bailes están adaptados para un escenario, pero guardan un colorido local, lo que ayudó muchísimo al Coro durante la Gran Guerra Patria. Los jóvenes de los poblados eran quienes componían la mayoría del Ejército soviético y sus corazones respondían con toda agudeza cuando escuchaban las canciones de sus regiones en la interpretación de las brigadas artísticas del frente, entre los que estaban los miembros del Coro.
La formación era asediada con cartas del frente. Eran muy cortas y escritas en trozos de papel, unos verdaderos gritos del alma. "… De parte de los heridos de un hospital de evacuación 2636. Petición. Le rogamos al Departamento de Transmisiones de Radio que ponga para el primero de abril de este año, a la una, el Coro de Piátnitski con su canción 'Oi, nieblas'. Esta canción nos ayuda vivir".
El himno del movimiento guerillero 'Oi, nieblas' es obra del autor, y junto a otras obras de Piátnitski y otros autores componen la completa cultura nacional de canción rusa que empezó a formarse dentro del Coro hace mucho tiempo. Este fenómeno es una de las consecuencias predecidas ya hace 100 años por un oyente desconocido, que dejó su comentario en el libro de visitas a la salida de un concierto del Coro: "Creo firmemente que una nación con tales canciones, con tal riqueza de espíritu, no puede no tener un futuro claro y lleno de dignidad".
En cien años la vida y el futuro de los conjuntos folclóricos rusos y de este coro no es tan desnublado, pero el mismo tiempo ayuda a ellos sobrevivir.
"No somos un museo y no tenemos la tarea de ser así, colocarlo todo en un matraz y decir 'estimados amigos, bienvenidos a ver cómo eran las cosas'. Somos otros y el tiempo es otro. Ahora todo está más lleno de energía, más moderno. Estamos en ebullición y, consecuentemente, sonamos", destacó la directora del Coro Anastasía Kuznetsova.