Año Nuevo en la calle: la crisis deja sin techo a los españoles
Para numerosos españoles, algunos de los cuales no reciben ninguna asistencia del Estado y en el mejor de los casos son apoyados solamente por sus familiares, las fiestas de Año Nuevo tienen un sabor amargo. Sin poder pagar su hipoteca, muchos se enfrentan a un desahucio inminente.
Luis Domínguez es uno de tantos: es discapacitado, tiene 74 años y se enfrenta a un desalojo. Éste es su triste balance de fin de año.
Su carrera de empresario del sector de la construcción se quedó reducida a la nada tras estallar la crisis. Sin pensión ni ayudas sociales, por las cuales se ve obligado a luchar en los tribunales, no puede hacer frente al pago de una hipoteca de 200.000 dólares que en su día contrajo con el banco. El motivo, por el que un juez decretó el desahucio de su vivienda.
270 euros al mes
Luis malvive gracias a la solidaridad de sus vecinos y a la ayuda que su hermana mayor, su único familiar en España. Sus numerosos hijos, nietos y bisnietos - que viven en Francia - no tienen la posibilidad de enviar dinero al anciano.
“He estado viviendo, créanme, con 270 euros durante más de 25 meses. Mi hermana, de 88 años, tiene 570 euros al mes de pensión. Ella se queda con 300 y a mí me presta 270, le debo más de 5.000, 6.000 euros ya”, confiesa Luis.
Con un pie en la calle
El pasado 16 de junio, se produjo la visita que Luis tanto temía recibir. Los secretarios judiciales encargados de ejecutar el desahucio se personaron a la una de la tarde en su domicilio, y solo la valentía de un centenar de personas afines al 15M pudo evitar que se quedara sin techo.
Desalojos como el de Luis se repiten diariamente, y han generado una alarma social, por lo que la gente no deja de preguntarse “puede el banco quitarte tu casa y seguir obligándote a pagar la hipoteca de la misma?”
Los 'indignados' congregados en el portal de Luis lograron impedir el desahucio en primera instancia, ya que este se aplazó hasta el próximo 2 de enero, día en el que volverán a enfrentarse a las fuerzas del estado.
Lamentablemente, el desalojo de Luis no será el único que se lleve a cabo ese día. Solo en Madrid diariamente se producen cincuenta. Mientras tanto, a él solo le queda pedir como regalo navideño algo tan simple y a la vez necesario, como tener un hogar donde pasar las fiestas. Pero nadie puede garantizarle que el Año Nuevo no lo vaya a celebrar bajo las estrellas, y no por una razón emotiva, sino por haberse quedado sin techo.